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Laterales, extremos y un 10 con clase

En esta revisión que iniciamos en la entrega del pasado viernes sobre los aportes tácticos de los equipos que marcaron una huella en el fútbol profesional venezolano, hay que detenerse ahora en el Portuguesa del pentacampeonato. Si el Deportivo Portugués hizo estragos en 1967 con la W-M y el cuadrado mágico de José Julián “Pepito” Hernández, la década del setenta fue dominio absoluto del rojinegro.

La marca indeleble en el aspecto táctico fue obra de uno de los más grandes entrenadores que dirigió en el país, el serbio Vladimir Popovic. Mediocampista de gran calidad técnica, Popovic había brillado en los años cincuenta y sesenta con Estrella Roja de Belgrado, Stuttgart de Alemania y la selección de la desaparecida Yugoslavia con la que disputó el Mundial de Chile 1962 y las eliminatorias a la cita de Inglaterra 1966, antes de recalara en nuestro país en la temporada 1968-69 con el Unión Deportiva Canarias.

Popovic tomó las riendas del Portuguesa y puso en marcha un nuevo plan de juego. Influido por las ideas de control del balón y gestación del fútbol con mediocampistas de gran categoría técnica, laterales de ida y vuelta que profundizaban el juego por las bandas para alimentar el ataque, el cuadro llanero trató de emular, salvado las distancias del caso, el fútbol coral que Brasil había puesto en boga con su maquinaria invencible dirigida por el Rey Pelé en el Mundial de México 1970.

Así que Portuguesa fue uno de los primeros equipo en el país en jugar con laterales que tenían pulmones y fútbol para sumarse al ataque. De allí que uno de los mayores aportes tácticos del Penta durante los tres años que dirigió al club entre 1974 y 1977, fue el ataque por los costados con uno de los mejores laterales derechos que han pisado nuestras canchas: Carlos Enrique “Chiquichagua” Marín, y la utilización de extremos veloces con capacidad para fabricar goles como el argentinovenezolano Ramón “Pocho”Echenausi, y un 10 con suprema habilidad para manejar el balón como Luis Mendoza y Richard Páez.

En el Portuguesa de Popovic era habitual que el equipo jugará con una formación de 1-4-4-1 con dos mediocampistas creativos o 1-4-2-3-1 con un creativo y dos extremos que buscaban siempre ganar los duelos individuales para dejar de cara al gol al delantero.

Los dos títulos conquistados por el técnico europeo en 1975 y en 1977 con un juego novedoso que apuntaba siempre al arco contrario fortalecieron la imagen de equipo imbatible a nivel nacional, y abonaron el camino para que en la temporada de 1977 el Portuguesa, ya bajo la dirección Dan Georgiadis y el astro brasileño Jairzinho en sus filas, se convirtiera en el primer y único equipo nacional en avanzar a semifinales de la Copa Libertadores.

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