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La táctica en el Futve: La W-M de “Pepito”

El fútbol venezolano no ha sido pródigo en desarrollar un estilo propio que identifique una manera de jugar de los equipos o de las selecciones nacionales. Sin embargo, a lo largo de la historia de este deporte en nuestro país un puñado de entrenadores ha hecho aportes distintivos para incorporar a sus equipos conceptos modernos del juego, los cuales devinieron en un cambio en la manera de afrontar los partidos que dejaron huella…

El primer gran estudioso de la táctica en el fútbol nacional fue el hispanovenezolano José Julián “Pepito” Hernández, quien hizo carrera como guardameta en el Dos Caminos, Canarias, La Salle, Deportivo Portugués, Italia y Galicia antes de convertirse en uno de los entrenadores más adelantados del Futve. Miembro fundador del de Asociación Nacional de Entrenadores, “Pepito” fue quien introdujo no solo la sistematización de los entrenamientos diarios en el fútbol profesional venezolano, sino que además incorporó uno de los mayores cambios tácticos del fútbol en el Siglo XX: la llamada formación W-M, con la que Herbert Chapman convirtió al Arsenal en una máquina imparable en la Primera División de Inglaterra, y luego sirvió para que este país conquistara en 1966 el único título mundial de su historia.

“Pepito” adoptó el sistema de tres defensas en línea, dos mediocentros de corte defensivo, dos creativos que jugaban por delante y tres delanteros de gran eficacia con los que impuso en 1967 el récord de 28 juegos invictos, que 45 años después igualó el Deportivo Lara de Eduardo Saragó en la temporada de 2012 y rompió con 34 juegos sin derrotas en 2024 el Deportivo Táchira del mismo DT capitalino Aquel Deportivo Portugués que formaba regularmente con Pompeia en el arco, un cuadrado mágico en el mitad con Bolinha y Pedrito Díaz de mediocentros y Fagundes y Joao Rivaldo en la zona medular, para acompañar a Manuel “Curro” Pérez, Eddie Dias y Luis “Ratto” en el ataque fue el primer equipo que deslumbró en el país por su aplicación táctica en el terreno.

El técnico tenerifeño llevó su cuadrado mágico a la selección nacional, como asistente de Manuel Plasencia, otro sabio del fútbol venezolano, cuando ambos se encargaron de dirigir a la Vinotinto que dio la primera dorada para el país en este deporte en los Juegos Centroamericanos de La Habana 1982. En esa cita, “Pepito” aplicó una sorpresiva novedad: la presión alta. Pidió a Nelson Carrero, Ramón Parra, José Castrillo y Cherry Gamboa adelantar líneas para apretar a los aztecas en su propio terreno y negarle la salida. La estrategia funcionó y Venezuela ganó el título con el célebre tanto de Bernardo Añor padre.

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