De unos meses a hoy, los psiquiatras del mundo tienen un nuevo y millonario paciente.
Un cliente al que mirar con seriedad clínica profesional, con razones profundas, porque las últimas manifestaciones vistas en él merecen un estudio como pocas veces en las investigaciones de la ciencia de Sigmund Freud. Es algo nuevo, inaudito, que tiene a los científicos convocando reuniones urgentes para estudiar el fenómeno.
El paciente se llama deporte, y los primeros diagnósticos, a falta de nuevos estudios, lo han catalogado como un demente sin cura aparente.
El año pasado comenzó a dar pistas de su locura al entregarle al japonés Shohei Ohtani por la firma un contrato de diez años y 700 millones de dólares. Comparando la cifra con la de Mike Trout, de 430 “palos” para doce años concedida en 2019, hasta ese momento el más grande del beisbol de grandes ligas, el del nipón pareció una desproporción, un acto de orates nunca vistos en el deporte universal.
Y ahora, la locura mayor. Un acto de manicomio como no se ha visto en la historia universal. Un bochorno de dinero que escapa a todo lo concebible, a todo lo imaginado. ¿Es verdad que a Vinicius le han ofrecido un contrato por cinco años por más de mil millones de dólares? ¿Eso no será una broma llegada desde Arabia Saudita para reafirmar que son superultramillonarios?
El Al-Hilal ha puesto sobre la mesa de oro, vaina típica de los árabes petroleros, ese platal: 200 millones por cada temporada, además de incentivos por partidos ganados y por goles, y todo lo que sea para bien del grupo. El equipo de la Saudí Pro League no solo quiere ganar el campeonato, sino arrasar con sus figuras en la Champions league Asiática. El Al-Hilal, además, espera por el regreso de Neymar, lesionado hace meses, para conformar un conjunto imbatible.
“En lo prohibido acecha, astuta, la tentación”, dicen, y en esas está Vinicius, candidato firme a ganar el Balón de Oro como el mejor jugador de Europa.
Esta situación debe ser motivo para el desvelo, porque hay en juego dos vertientes; el Real Madrid, donde es el “caballo” o jugador más importante y pendiente de las glorias ganadas y las que están por llegar, o el dinero que será tanto que no el alcanzará la vida para gastarlo. ¿Soñaría Vinicius en sus días con el Flamengo, que le llegaría esta delirante bonanza? Y para completar la faena de la abundancia, desde Arabia le ofrecen una misión como embajador del país para organizar el Mundial de 2034.
Hace unos meses, Kylian Mbappé fue tentado con un pacto por más de 700 millones de dólares, pero el astro francés, con el Real Madrid en la sala de espera, prefirió buscar la gloria mayor con el campeón español.
El paciente aguarda por una cura a sus desbocadas pretensiones. Los jugadores, pendientes de resolver sus vidas, prefieren que el psiquiatra no aparezca. Que el loco siga más loco que nunca.