El azar o las bolitas siempre cargadas de sospechas definieron en Washington los grupos del próximo Mundial de Fútbol, y en lo que pudo ser y no fue, Venezuela habría quedado emparejada con Francia, Noruega y Senegal de haber avanzado y ganado el repechaje internacional. Pero serán Bolivia, Irak o Surinam las que completarán esta llave durísima en la que esperan nada menos que tres de los mejores jugadores de estos tiempos: Mbappé, Haaland y Sadio Mané.
De lo que nos salvamos dirán con sorna los más escépticos del fútbol nacional, pero a decir verdad habría sido una oportunidad irrepetible de exhibir carácter y mostrar el talante de la Vinotinto ante poderosos rivales que tienen calidad de sobra para llegar lejos.
Ya sabemos de lo que es capaz la Francia de Mbappé, campeona y subcampeona en las dos últimas copas del Mundo; Noruega diputará su cuarto mundial pero esta vez tiene en Haaland al más formidable delantero centro del fútbol actual; y Senegal ya le amargó la vida a los franceses al derrotarlos 1-0 en Japón-Corea 2002, donde los galos llegaron como campeones y regresaron a casa eliminados en la primera vuelta con la cola entre las piernas.
Pero la Vinotinto no estará allí, y tendrá que ver otro Mundial por televisión a la espera de que en 2030 llegue otra oportunidad. Y de ocurrir lo que esbozó el presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, Jorge Giménez, en declaraciones a la emisora tachirense Tamá, la próxima cita será de puertas escarranchadas, y ni siquiera habría que diputar la temida eliminatoria suramericana para clasificar.
Venezuela entraría gratis sin otro mérito deportivo que pertenecer a la Conmebol, porque la FIFA de Infantino pretende ampliar a 64 el número de participantes, y en consecuencia las 10 selecciones de Suramérica competirían en este Mundial para todos. Una de las razones que justificaría este aumento de 16 plazas sería el hecho de que se celebrará el centenario del la Copa del Mundo, jugada por primera vez en 1930 en Montevideo, y donde todos los países afiliados a FIFA fueron invitados y solo 13 acudieron a este prime baile.
De hecho, Argentina, Uruguay y Paraguay ya tienen el cupo asegurado por ser anfitriones de la inauguración. De quedar todo como está y el Mundial sigue con 48 naciones, serán tres cupos y repesca para las selecciones de Conmebol. Pero el centenario es una excusa perfecta para seguir ampliando los horizontes de la FIFA. El verdadero objetivo de Infantino es que gigantes económicos como India y China asistan al Mundial, y para ello necesita los votos de Conmebol que saldría beneficiada.
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El dilema del nuevo DT de la Vinotinto
A la espera de lo que decida la FIFA de Infantino el año próximo sobre la expansión a 64 naciones en el Mundial 2030, el presidente de la FVF, Jorge Giménez, no tiene mayor apuro en designar al nuevo seleccionador nacional.
Su lógica económica es simple: ¿para qué contratar a un entrenador desde ya, si es posible que no haga falta un DT que cobre su peso en oro para clasificar al equipo a la próxima Copa del Mundo, pues no habría eliminatoria que disputar en Suramérica?
Si Venezuela obtiene la clasificación gratuita por intermedio de los votos de Conmebol para el nuevo proyecto de Infantino, entonces la FVF se ahorra una fortuna, como la que despilfarró en las contrataciones de José Pékerman y Fernando Batista. No habrá, entonces, un DT nacional o extranjero que cargue con la gloria de haber sido el primero en conseguir la hazaña de clasificar a Venezuela al Mundial.
Todo indica, en consecuencia, que la FVF tomará la decisión de dejar al cuerpo técnico que comanda Oswaldo Vizcarrondo con Fernando Aristeguieta como su mano derecha para los próximos partidos amistosos de fecha FIFA en 2026. y una vez que la iniciativa de Infantino de un Mundial de 64 sea aprobada o rechazada designarlos oficialmente en el cargo.
Sea como fuere, la FVF debería tomar con más seriedad el caso. Si Jiménez está convencido de que Vizcarrondo es la mejor opción, mejor designarlo ya y ganar tiempo al tiempo.
La selección femenina genera ilusión con el nuevo diseño táctico
Mientras la selección absoluta masculina está todo en veremos, en una suerte de limbo deportivo tras el mazazo de la eliminación al repechaje, el equipo femenino sí podría convertirse en el primero en clasificar a un Mundial de mayores, luego de los cambios en el banquillo con la contratación del brasileño Ricardo Belli.
A diferencia de la italiana Pamela Conti para quien el fútbol se reducía a correr y tirar pelotazos para que Deyna tratara de resolver sola en el ataque con un rapto de ingenio o su soberbia pegada, el entrenador amazónico ha conformado un equipo mejor trabajado tácticamente.
Belli ha sabido aprovechar la capacidad técnica de las jugadoras para manejar el balón y practicar un fútbol combinativo para progresar en el campo rival. En las cuatro primeras fechas de la Liga de Naciones de Conmebol, torneo clasificatorio para el Mundial de Brasil 2027, la Vinotinto mostró su nuevo diseño. Dio libertad a las laterales Michelle Romero y Raiderlin Carrasco para que profundizan el juego por sus carriles, convirtió a Daniuska Rodríguez en la alcabala en el medio para cortar paso y abrir camino a las transiciones ofensivas, convirtió a Deyna Castellanos en una falsa 9 que arrastra marcas, genera espacios y pisa el área con peligro, y otorgó a Bárbara Olivieri el papel de ganar los mano a mano, desbordar y servir los pases de cara al gol para sus compañeras.
En los partidos contra Chile y Ecuador solo faltó definir las oportunidades, pero ante Perú dio un gran exhibición de fútbol coral, llegadas y goles que alimentan la ilusión de ver a este equipo en el Mundial.









