Hace unos días, el cielo de Asunción se llenó de colores vivos por los fuegos de artificio lanzados por los aficionados del Lanús argentino. Había conseguido la corona de la Copa Suramericana al batir en la final, por tiros penales, al brasilero Atlético Mineiro. Fe un jolgorio desenfrenado, como seguramente hubiera pasado si el ganador hubiese sido el equipo de Minas Gerais. Entonces, pensamos: ¿vencer en un torneo de segunda mano, porque así es Suramericana en comparación con la Copa Libertadores, es suficiente motivo para encender las pasiones? No era para tanto, como a menudo se dice en Venezuela. Bueno, Hagamos un inventario. El deporte se ha ido estirando, según sus menores “democratizando”, y ya no se estila solo premiar a los “tiranos” que ganaban trofeos porque terminaban en el primer lugar de las competencias. Ahora es un casi mérito no vencer, terminar en puestos secundarios, porque total, los reglamentos modernos así lo permiten…

Lo vemos en casi todas las manifestaciones deportivas, porque el imperio de los playoffs, de los comodines, de las nuevas fases, es el que manda. ¿Para qué ganar nada, si aquel, que termina sexto o séptimo va a tener los mismos derechos en una nueva ronda? Fijémonos en el Premundial Suramericano: consecuencia del Mundial con 48 selecciones, en los continentes se han abierto cupos facilistas. De cuatro que entraban al Mundial más uno en la repesca, esta vez fueron seis y uno agregado; ¡qué “difícil” se ha vuelto llegar al Mundial! En el beisbol venezolano, por seguir citando casos, entran a la segunda ronda seis de ocho equipos, vaya competencia. ¿Qué hay detrás de toda esta complacencia? Fácil: el dinero…

A los aficionados poco le importan estos cronogramas siempre y cuando su equipo pase de ronda. Incorporar a la gente lo vale todo, como el título de una novela brasileña vista en Venezuela hace algunos años. No se sabe hasta dónde va a llegar toda esta búsqueda en el fondo del baúl de los piratas, qué de novedoso va a inventar el deporte. En Europa, además de la Champions League, que no es solo para los “champions” sino también para los que lleguen, en algunos países, hasta en el cuarto lugar, se juega la Copa de la Uefa, y desde 2021-2022, la “Conference Cup” para los que terminen en sus ligas por allá, en el sexto lugar o que han sido eliminados en la Uefa, vaya enredo. Todos estos inventos, si bien encantan a los seguidores, han sido flechas certeras contra la naturaleza del deporte. Sea como sea siempre gana alguno, pero muchas veces no siempre es el mejor, sino el que ha sabido sortear las vueltas y revueltas de los sistemas de clasificación. Vaya enredo.

Nos vemos por ahí.