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Toronto a los pies de Andrés Giménez

No todo el mundo cree en el destino, pero hay historias que parecen escritas por un guionista de Hollywood, con una trama que al principio confunde, pero al final pone todo en su lugar. En esa descripción entra perfectamente el año que está viviendo Andrés Giménez, que -al momento en que se escribe está columna- está a un paso de ser campeón de Serie Mundial. Y es que, pase lo que pasé, este ha sido uno de los años más retadores, pero a la vez más gratificantes de su carrera.

El barquisimetano llegó a Toronto en diciembre pasado tras un cambio con Cleveland que involucró a otros tres peloteros. En un abrir y cerrar de ojos se diluyó la promesa de ser siempre un guardián, esa que se popularizó tras la extensión de contrato de siete años y 106 millones de dólares que firmaron en 2023. Los fanáticos lo resintieron, él también. Pero, el show debía continuar.

Con la madurez y el profesionalismo que lo distingue se presentó en Toronto para hacer dupla con Bo Bichette, dispuesto a adaptarse a lo que el equipo necesitara. Y dijo entonces que le hacía mucha ilusión ser parte de un equipo que estaba para grandes cosas, pocos lo entendieron en ese momento, pero con el paso de los meses todo cobró sentido. Toronto, puertas adentro, sabia lo que estaba construyendo y Andrés se comprometió a ser parte de ello.

No fue un año sencillo, realmente, sufrió un par de lesiones, en mayo y julio, que lo limitaron a solo 101 juegos, la menor cantidad de su carrera desde 2021. Pero es tal su calidad defensiva que, pese a ver acción en menos juegos, tiene la posibilidad de ganar el Guante de Oro por cuarto año consecutivo.

Andrés terminó con el promedio al bate más bajo de su carrera (.210), pero aún así fue un inamovible del lineup canadiense. Y al terminar la ronda regular tomó un protagonismo que pocos pudieron prever. Bichette se lesionó y él asumió la titularidad en el campocorto, una posición que no le es ajena, pero no cubría desde el Clásico Mundial de 2023. Lo hizo con una solvencia tal que acaparó titulares y, una vez su compañero volvió, se invirtieron los papeles. Andrés se quedó en el campocorto y Bichette fue a la segunda base. ¿El resultado?, una sincronía perfecta.

Pero el venezolano no solo ha contribuido con su excelsa defensa. Durante la postemporada, hasta el quinto juego de la Serie Mundial, con hombres en posición anotadora tenía de 14-7 con dos jonrones y 11 carreras impulsadas. Todo esto para un OPS de 1.500. Al igual que todos sus compañeros ha dado un golpe sobre la mesa, sorprendiendo a todos los que pudieron subestimarle y llegaron a pensar que serían un simple trámite para los Dodgers. Honestamente, el beisbol es tan impredecible que no sabemos si logrará cumplir el objetivo final y ganar su anillo, pero como quiera que sea la historia que este año nos regaló Andrés es digna titular, nos dio compromiso, disciplina, paciencia e ilusión.

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