Los días recientes no pudieron tener menores augurios para el fútbol venezolano. Actuaciones de importancia en varios países del mapa mundi dan fe de las posibilidades de muchachos de la tierra nacional, jugadores que alimentan certezas para el trascendente partido ante Argentina la próxima semana.
Yangel Herrera en el mediocampo del Girona, Salomón Rondón en la línea de ataque del Pachuca, Jon Aramburu en la marca derecha con la Real Sociedad, Josef Martínez como artillero principal con el Montreal, y David Martínez como rematador en Los Ángeles, aúpan la esperanza de una noche cimbreante y de luces para la selección Vinotinto.
Son valores de diferentes edades y otras generaciones, pero que tienen en común llevar en sus espaldas la responsabilidad nacional de conseguir, carajo y por alguna vez, llegar al Mundial…
Al final de cuentas, y parándonos frente a la verdad, no podía haber mejor posibilidad que la presente. Con seis cupos disponibles y uno de repesca, y con un grupo de futbolistas que viven el momento de los momentos, las cosas se están dando.
Venezuela viene de dos partidos duros: el del fracaso de estrépito ante Bolivia en El Alto, y el del empate el Maturín ante un Uruguay diezmado por acumulación de tarjetas amarillas, pero aun así esta puede ser la vez: el grupo de jugadores antes nombrados están en el topo de su fútbol, en lo más alto de su capacidad y por eso hay que aprovecharlos.
Dejarlos ir, no sacarle lo que tiene cada uno sería el desperdicio mayor, el derroche más lamentable de equipo alguno…
Conseguir un ticket para ver un partido del Freiburg es casi una hazaña de marca mayor. Para entrar al Stade Europa-Park, sede del equipo de la ciudad, hay que conseguir algún amigo que, poseedor de boletos no pueda asistir esa tarde.
Todos los abonos del club están vendidos desde ante del inicio de la temporada, porque en este país el fútbol es parte de la cotidianidad, del ser alemán, de las cosas de cada día.
Es claro que también el tenis, el baloncesto, el ciclismo y la natación son también deportes preponderantes, pero en la sociedad la elección mayor es para el fútbol.
Es Alemania territorio en el que la actividad deportiva es causa común, y es parte de los programas desde los primeros años de estudio hasta la universidad y los institutos tecnológicos.
Hay especialistas e instructores por grados de experiencia y preparación, y un entrenador de alguna especialidad es visto con especial consideración por la gente.
Nos vemos por ahí.