José Grasso Vecchio.- Tal vez de forma inesperada, el jueves 9 de marzo se supo que el Silicón Valley Bank (SVB) de California estaba teniendo problemas para enfrentar el retiro de los depósitos. Todo se conoció luego de que un documento interno del banco planteaba que se requería un aumento de capital, el cual fue interpretado como un signo de debilidad de esa institución. Al propagarse la información, el banco enfrentó salidas de depósitos de más de US$ 20 millones por hora y las acciones en la Bolsa de Valores de Nueva York se desplomaron el viernes 10 arrastrando en su caída a todo el mercado.
Las autoridades financieras de EEUU encabezadas por el Departamento del Tesoro, la Reserva Federal y la Corporación de Seguros de Depósitos, actuaron con prontitud garantizando la devolución del dinero a los depositantes, quienes transferían en masa sus fondos a los grandes bancos. Con esa acción adoptada el domingo 12 de marzo ya los mercados parecieron calmarse pero ello fue perturbado porque el Signature Bank de Nueva York también requirió auxilios financieros lo mismo que el Republic Bank de California.
Se está en presencia del mayor evento de crisis financiera desde el año 2008 y este suceso hizo temer por un nuevo colapso en cadena como el que afectó en aquél momento a la economía mundial. Esta nueva lección de caída y dificultades de un banco de tamaño mediano y dos pequeños nos recuerda que en materia financiera no hay banco pequeño para que las malas noticias se propaguen y terminan afectando a todo el sistema. El SVB fue fundado en 1983 para atender el crecimiento de financiamiento del capital de riesgo de la pujante industria de ciencia y tecnología de California y sus activos pasaron de US$ 70.000 millones en 2019 a US$ 220.000 millones en 2022, convirtiéndose en el banco número 16 de Estados Unidos, aunque muy lejos de los diez primeros. Sus actividades se expandieron a Inglaterra, Irlanda, Dinamarca e Israel, en el financiamiento de los sectores tecnológicos.
El riesgo es consustancial a la actividad financiera por varios temas, entre ellos el descalce de plazos entre depósitos y créditos, ello en un entorno de alza de las tasas de interés y de pérdida de valor de los activos. De allí la necesidad de una regulación financiera eficaz y moderna. En Estados Unidos la Ley Dobb-Frank de 2010 fue muy estricta con la supervisión bancaria, luego de la enorme crisis financiera de 2008 y sus significativos costos en términos de rescate del sistema en dificultades y la recesión provocada. Esa ley fue modificada en 2018 durante el Gobierno de Donald Trump para hacer más laxa la supervisión de los bancos con activos inferiores a US$ 250.000 millones y el SVB tenía US$ 220.000 millones, de manera que la regulación no fue la misma que la de los bancos de mayor tamaño.
Un hecho importante fue la inyección de recursos de los diez bancos más grandes de EEUU a los bancos en dificultades el viernes 17 de marzo por US$ 30.000 millones para tratar de calmar al mercado, pero contrariamente ello fue leído como una mala señal en un contexto en el cual el segundo banco más importante de Suiza, el Credit Suisse, estaba bajo presión por la caída de sus acciones en la bolsa y el retiro de depósitos y la negativa de los accionistas de Arabia Saudita de aportar más capital.
Por lo pronto, fue un fin de semana muy activo Flagstar Bank asume depósitos y préstamos de Signature Bank. Se calcula que el rescate del banco costará 2.500 millones de dólares. Suiza está con los detalles del acuerdo para que UBS adquiera el Credit Suisse. Los bancos centrales están coordinando labores para facilitar la liquidez y el Presidente de los Estados Unidos asegura que el rescate no les costará nada a los contribuyentes. El BID asegura por su parte que la banca latinoamericana está sólida y bien capitalizada.
La lección, de nuevo, es que nada es más beneficioso para el sistema financiero y la economía que una buena supervisión. La causa de las crisis bancarias se relacionan en oportunidades con problemas macroeconómicos, supervisión deficiente, controles inadecuados y mala gestión. La gestión siempre es importante ya que la experiencia ha demostrado que aún en condiciones macroeconómicas adversas hace una gran diferencia una buena o mala gestión. Por supuesto le asigno un valor muy importante el contar con una supervisión eficiente. Otro aspecto, es que tendrán que revisar los bancos centrales en el mundo el impacto de las agresivas subidas de las tasas de interés, como mecanismo para combatir la inflación.
Los efectos de esta crisis están por verse pero ya se puede anticipar un efecto contractivo sobre el crédito a las pequeñas y medianas empresas en Estados Unidos. En una siguiente entrega profundizaremos en otros aspectos para comprender la situación financiera global.
Abogado Universidad Católica Andrés Bello. Master en Derecho Comparado Southern Methodist University Dallas Texas; Advanced Management for Bankers Wharton School en Philadelphia. Inició su carrera bancaria en 1976, con más de 40 años de experiencia bancaria. Ha ocupado diversos cargos gerenciales y de dirección en importantes instituciones. Fundador y presidente ejecutivo de la Asociación Venezolana para el Síndrome de Down. Dictó clases de pregrado y postgrado en áreas de finanzas y banca en las principales Universidades del país.