
Quizá no salgas de tu asombro al leer el título, pero sí. Cada vez que entras a Facebook de aquel compañero de colegio gris, que ignorabas o pasaba por debajo de la mesa, que no le prestabas atención, puede que sea un reclutador de personal y «haya pensado en ti para un empleo«. Ahora bien, si tu vida se asemeja a una fiesta continua, viajes por doquier, proyectos y reuniones con tus amigos… Puede ser un indicativo que la vida que muestras parece interesante y ambiciosa.
Para mucha gente, el Facebook (y también en otras redes sociales) son la puerta al desahogo de penas, frustraciones y momentos gloriosos de la vida de las personas. En pocas palabras, forma parte del día a día. Sin discreción, das a conocer todo lo concerniente a aquello que te suelen preguntar en una primera entrevista para un proceso de reclutamiento. Sin embargo, inconscientemente descuidas algo preponderante: Lo que dices que haces, si mientes, te van a descubrir. Si eres sincero, cada imagen dirá el grado de intensidad con la cual vives tu tiempo y tu vida.
Si esto te resulta incómodo, ten claro que hay algunos estudios que revelan que el perfil que mostramos en Facebook es la evidencia de nuestros currículums, de nuestros éxitos, y mil cosas más. La American Psichological Association asegura que no sólo te deja ver la información actualizada de una persona, sino ver al detalle su comportamiento pasado. Y se trata de un valor de la historia de un posible candidato que no se puede obtener en un test de personalidad. En fin, tu perfil hace inferir cuán estable y centrado eres.
De este modo, las redes sociales como Facebook le dan al empleador una imagen, literalmente, de lo que eres como persona.