La guerra a la publicidad en la web y en los dispositivos móviles parece estar declarada. Nada más en el Reino Unido, el 82% de los usuarios usa bloqueadores de anuncios en sus computadoras y la iniciativa de Apple de permitir el bloqueo de publicidad en sus gadgets no ha hecho otra cosa que empeorar la situación.

En la actualidad, las marcas están destinando al menos una cuarta parte de su presupuesto en la creación de anuncios publicitarios para usuarios móviles, una cifra nada desdeñable que podría estar por perderse justo en la víspera de las compras navideñas gracias a las app y herramientas que le dan a los consumidores el poder de descartar la publicidad.

No son buenos tiempos para el sector marquetero, que veía en la publicidad móvil una de las grandes minas de oro del futuro. No importa la creatividad que depositen en sus anuncios y cuán llamativos sean los resultados, los usuarios tienen la última palabra y no quieren ser importunados con publicidad.
Por si esto fuese poco, la credibilidad de Instagram está en tela de juicio, a pesar del enorme crecimiento de esta comunidad, y los usuarios están dispuestos a dejar de seguir a cualquier cuenta que comience a tornarse molesta o insistente con el discurso de vender un producto por el mero hecho de ofrecerlo.