Con una riada de alabanzas se cierra uno de los episodios más tensos del verano: la posible ida de Sergio Ramos del Real Madrid. Luego de que Florentino Pérez se negara en principio a pagar al jugador sevillano lo que pedía por temporada (pretendía ganar 10 millones de euros por campaña, tanto como Gareth Bale), ahora no sólo lo cubre de elogios, sino que además pone en su brazo el brazalete de capitán, el mismo que portó Casillas por cinco años en el club merengue.
En un emotivo discurso, Sergio Ramos ratificó su madridismo, asegurando que su corazón y su mente siempre estuvieron con el club del Santiago Bernabéu, sin importar los altibajos y los momentos tensos de la negociación. Rafa Benítez aseguró a la prensa que Ramos no se marcharía a ningún otro equipo, pues él es la viva esencia del espíritu madridista.
Asimismo, el ahora capitán del club merengue, dio las gracias a su hermano René Ramos, quien además es su agente, en un intento por limpiar su imagen, luego de que fuse blanco de muchos ataques y desplantes en las largas negociaciones para conseguir la permanencia del sevillano por tres temporadas más en el club.
Sergio Ramos prometió llevar con dignidad y honradez el brazalete de capitán del equipo y hasta asomó su deseo de retirarse en el Real Madrid. El sevillano comenzó su sueño en el club blanco hace diez años, y desde su actuación en Lisboa, que le dio la décima Champions League al combinado merengue, ha cobrado mucha visibilidad en el equipo, ya muchos parecen haber olvidado cómo en la temporada del 2011, el propio Ramos dejó caer la Copa del Rey desde el autobús del Real Madrid, cuando el trofeo fue casi arrollado por el vehículo.
