Wally Pfister debuta como cineasta en Transcendence, una cinta que cuestiona los alcances de la inteligencia artificial como substitución del individuo. Pfister, que había trabajado como director de fotografía junto a Christopher Nolan en filmes como The Dark Knight y The Origins, ahora asume bajo su mando este film con un gran elenco.
Johnny Depp, que ha interpretado a lo largo de su carrera tantos personajes como le ha apetecido y cada uno de ellos sumamente disímil del otro, en esta oportunidad encarga a Will Caster, un científico experto en inteligencia artificial que ha desarrollado una tecnología capaz de combinar la inteligencia colectiva con las emociones humanas.
Acompañado de Rebecca Hall, Paul Betanny y Morgan Freeman, el protagonista de la saga Pirates of The Caribbean, asume que le ha tocado interpretar a un personaje que dista mucho de lo que es él mismo como persona. Tanto Depp como Freeman reconocen que la trascendencia en sus carreras es inevitable, al vivir eternamente en cada uno de los roles que han interpretado. La inmortalidad no les preocupa, admiten con honestidad.
Morgan Freeman, a propósito del uso de la tecnología que es el gran conflicto en la ópera prima de Pfister, tiene que admitir con resignación que cada vez somos más dependientes de ella, a pesar de que las ventajas tecnológicas hayan incrementado la esperanza de vida de la humanidad y sean de gran ventaja en las labores del día a día, el hombre debe conocer un límite en el que tiene que saber detenerse.
